miércoles, 24 de agosto de 2011

"Todo el mundo va a hacerte daño, sólo tienes que encontrar a la persona por la que merezca la pena sufrir."

Si pudiera volver, elegiría el momento en el que todo cambió. Aquel mar de dudas e incertidumbre se disipó. Todas aquellas cosas en las que había estado pensando hasta el punto de llegar a obsesionarme, simplemente desaparecieron. En un par de meses tuvo lugar un cambio inesperado, a mejor, afortunadamente, y con la felicidad que entonces me embargaba, ni lo cuestioné, simplemente me sentía agradecida, y como buenamente podía, se lo demostraba.
Suena ridículo tener que "dar las gracias" porque te quieran, o bueno, al menos porque te lo demuestren, se supone que esas cosas se hacen por propia voluntad, pero a pesar de ello, para mí fue suficiente.
Sí, era el centro del universo, bueno, de su universo, o eso me hacía ver, y tal vez era lo único que me importaba... Y lo cierto es que me hacía increíblemente feliz. Pasaba días pensando en él, en nosotros, en estar juntos cuanto más tiempo mejor, porque el tiempo a su lado volaba, y siempre tenía ansias de más y más. Recuerdo darle repetidamente las gracias al destino por habernos juntado.
Estar con él, mirarle, y que me devolviese una mirada desbordante de amor; escucharle, tener conversaciones inteligentes, discutir, dejar que me hablase de mil cosas que no entendía, reír con y de él... Un cúmulo de insignificantes cosas que para mí eran el cielo.




Todo el tiempo del mundo era poco para mí; hubiera estado a todas horas con él, y, sabía que el sentimiento no era mútuo, pero cierto es que en toda relación siempre hay alguien que quiere más, ¿no? Pues ésa era yo. La que más sufría por todo, supongo. como dicen, "Todo el mundo va a hacerte daño, sólo tienes que encontrar a la persona por la que merezca la pena sufrir." Y yo la encontré.
Tenía la certeza de haberme enamorado antes, de saber qué era el amor, pero, estaba equivocada, y sólo te das cuenta cuando realmente conoces el amor verdadero. Me considero una persona realista, y hablo desde corazón cuando digo que no le veía final. Tal vez suene falso o exagerado, pero nunca antes había tenido ese deseo, y puede ser que tiempo después hubiera cambiado de opinión, pero el simple hecho de tener ese pensamiento es... Indescriptible.
Pasó tiempo, mucho o poco, según se mire, yo, sinceramente, prefiero no medirlo. Y bueno, entonces él se cansó de fingir. Un día muy especial, iban a ser 365 maravillosos días a su lado, pero no, precisamente ese día terminó. Me cuesta bastante describir el sentimiento que me inundó entonces. Fue como caer. Caer al vacío, caer en la oscuridad. Justo la sensación que debe tener un suicida apunto de saltar desde un rascacielos, justo en el momento en el que da un paso adelante, como si el tiempo se detuviese. Esa puta sensación de vacío. Una explosión en la que TODO es destruido, todo cae, se rompe, se despedaza, acaba hecho trizas, mutilado, descuartizado. Cayeron los pilares de mi vida, justo cuando todo era perfecto y maravilloso. En esa tarde experimenté una fuerte dosis de agonía, con todas sus letras. Los recuerdos acudían a mi mente como si de buitres se trataran, a alimentarse de mí e incrementar el dolor y la ansiedad. Trataba de no pensar, pero resultaba imposible, necesitaba hacer algo que ocupara mi mente, una manera de evadirme de los pensamientos. (Esa tarde me pasé el F.E.A.R 2 xd.)

Por suerte o por desgracia, esa noche no fue tan fatídica como esperaba, porque a ver quién duerme con esa demoledora sensación en el cuerpo. Como decía, esa noche todo fueron disculpas y "te quieros", esos que NUNCA me decía a la cara. 
No sé si fue bueno volver a intentarlo, bueno, en realidad sí. Tengo asimilado en mi cabeza que las segundas oportunidades NO funcionan, así que durante esos 23 días en los que volvimos a estar juntos, me iba mentalizando de que el dolor iba a volver en cualquier momento, porque, simplemente, ya no era como antes. No fueron fáciles esos días en los que te encuentras a su lado, y no sabes qué piensa: si te quiere y que siente haber hecho esa estupidez, o que se arrepiente de haberlo vuelto a intentar. Pasaron los días y sentía como ya todo lo que restaba eran cenizas, que ya no había luz en sus ojos, que éramos desconocidos tratando de no hacernos daño el uno al otro.
Al cabo de un tiempo lo esperado tuvo lugar, tal y como esperaba acabó, ya que la situación era insostenible. Sabéis (a quien tenga huevos de leerse este tochaco), tener ganas de estar con una persona, querer abrazarla y besarla no es amor. El amor es... Muchísimo más. Todo el cariño y el aprecio que se generó en un año no es fácil de borrar, que por otro lado tampoco quiero hacerlo.
Hoy día, no ha pasado ni si quiera un mes del final, y no tengo nada claro lo que siento. Por si no creía en las 2ªs oportunidades, de las 3ªs ya ni hablamos... Así que, bueno, supongo que sólo me queda esperar que el tiempo cure la herida que guardo en mi pecho.
 .
A pesar del parrafazo que acabo de escribir, no me considero una persona "ñoña" aunque cueste creerlo. De hecho, desde hace un tiempo no me siento agusto expresando mis sentimientos a la gente, ni si quiera a los más allegados, así que, si a alguien le da por leer que lo lea, aunque dudo que os importe mucho mi mierda de vida. Ah, espera, QUE ES MI PUTO BLOG Y PONGO LO QUE ME SALE DEL COÑO.
Chao :)





sábado, 20 de agosto de 2011

Adiós Dulcinea.

Hola.
Bueno, cierto es que no soy gran fan de Mägo de Oz, pero esta canción es PRECIOSA. De verdad, no tiene desperdicio ni uno de los versos.


He decidido escribirte,
después de tanto llorar,
mis lagrimas son hoy estos versos que,
tu ausencia nunca podrá borrar.
Me voy como vine a tu vida,
sin hacer ruido me despido, me voy.
Pero me cuesta tanto olvidarte mi amor,
me cuesta tanto decirte adiós.

Hoy he vuelto a entender que,
jamás volverán, aquellos paseos
de vuelta al hotel,
en que tú me empujabas
para no perder, ni un solo instante en hacer el amor...
 
Dejaré de verte crecer,
me marcho a vivir, donde habita el olvido,
e intentaré buscar, otro camino, otro amor.
Cada vez, que intento perder el miedo a caer,
me tropiezo en mí mismo,
y dejo escapar a quien me ha querido,
y me quedo sin luz....

El suelo de mi vida se viste,
se abriga con hojas de un adiós,
mi destino es amar y despedirme, pedir,
permiso para vivir.
 
Te dejaste olvidados en cada rincón,
de mi alma trocitos de tu corazón,
te dejaste olvidado en mi alma tu olor
dormía abrazado a una flor...
 
Dejaré de verte crecer,
me marcho a vivir, donde habita el olvido,
e intentaré buscar, otro camino, otro amor,
y no sé si me perderé,
o me encontraré, me siento tan solo,
pero a mi infierno iré en busca
de todo lo que no te dí...

Hoy he vuelto a entender que,
jamás volverás, a acariciarme,
antes de domir.
Y pegada a mi pecho, me pides que....
Te abrace y no te deje ir....
 
Dejaré de verte crecer,
me tengo que ir, y encontrar
mi camino, y nunca olvidaré
lo que me has querido amor...
 
Dejaré de verte crecer,
me marcho a vivir, donde habita el olvido,
intentaré buscar, otro camino, otro amor.
Cada vez, que intento perder el miedo a caer,
me tropiezo en mí mismo.
Y dejo escapar a quien me ha querido,
y me quedo sin luz. 
 
Adiós, mi vida me voy, te dejo marchar,
viviré en tus recuerdos.
Jamás te olvidaré.
Adiós Dulcinea me voy.
Y si nos volvemos a ver,
sólo abrázame. 
Sigo siendo aquel niño,
con miedo a madurar.
Duermo pegado a tu foto mi amor...

Adiós Dulcinea, mi amor.


miércoles, 17 de agosto de 2011

¿?

¿Por qué las personas tratamos de buscar la felicidad en el amor? Todas las personas en el mundo basan su existencia en la búsqueda de un compañero con la que compartir su vida. Esta búsqueda lleva consigo un cúmulo de emociones, ya que, en nuestra búsqueda vamos a tratar con una multitud de personas que nos harán sentir felices, otras tristes, con ganas de llorar, gritar, volar, sentir, soñar… Estas personas nos proporcionan en la mayoría de los casos, una felicidad pasajera, dado que no se suele encontrar “el amor de tu vida” a la primera, y, poco a poco van formando lo que es nuestra vida.
¿Por qué tenemos esa ridícula necesidad de estar con alguien? 
¿Por qué nos empeñamos en encontrar una persona hecha a nuestra medida? A la que abrirles nuestro corazón, cosa que nos hace altamente vulnerables ya que les concedemos autoridad absoluta para hacer de nosotros lo que les plazca. ¿Qué ser racional va a dejar que otro le haga daño así, voluntariamente? Desde esta perspectiva suena estúpido.
¿Por qué no dejar esta búsqueda de lado, y esperar a que el amor nos encuentre a nosotros…?

martes, 16 de agosto de 2011

La "Elena Salvaje"

Según varias fuentes, la Elena Salvaje se caracteriza por su SIMPATÍA...:


En su día a día podemos observarla con su habitual cara de asco/desagrado/desprecio...


 Y suele servirse de expresiones como..



 -¡¿QUÉ?!




 -Una puta mierda joder.




-Un cojón.




-¡¿Qué miras?!






 -¿Qué coño haces?

 -¡¡¡Me cago en Dios!!!



-Joder, qué inútil eres.






-A mí que no me joda.


 -Una polla.
-Una polla como una olla.


Y una larga retahíla de expresiones semejantes.


A pesar de ello, puedes llegar a ser agradable, pero únicamente en determinadas ocasiones...

martes, 9 de agosto de 2011

Time.

La gente viene y se va, no importa cómo llegan ni cómo parten, sino el tiempo que permanecen.
Tenemos la mala costumbre de recordar a la gente por cómo los conocimos mientras están con nosotros y por los últimos momentos que pasamos con ellos una vez se han marchado.
Cuando conocemos una persona es absolutamente perfecta, genial y maravillosa, sin embargo, a medida que vamos profundizando en nuestra relación más defectos van saliendo a la luz, y esa persona se vuelve más humana.
De igual manera, cuando nuestra relación con alguien termina dicho fin suele venir acompañado de un impacto emocional importante que hace que nuestra percepción sobre la misma cambie: de pronto, todo lo que hasta entonces nos parecía tolerable nos supera, y vemos con desprecio cada uno de sus pequeños gestos.
Ninguno de estos dos momentos es realista: el primero ensalza a la persona más allá de la realidad; el segundo, la degrada más de lo que merece, por eso prefiero olvidar ambos y quedarme con el tiempo transcurrido entremedias.
Eso sí, cuando algo se termina, se termina para siempre.