Si pudiera volver, elegiría el momento en el que todo cambió. Aquel mar de dudas e incertidumbre se disipó. Todas aquellas cosas en las que había estado pensando hasta el punto de llegar a obsesionarme, simplemente desaparecieron. En un par de meses tuvo lugar un cambio inesperado, a mejor, afortunadamente, y con la felicidad que entonces me embargaba, ni lo cuestioné, simplemente me sentía agradecida, y como buenamente podía, se lo demostraba.
Suena ridículo tener que "dar las gracias" porque te quieran, o bueno, al menos porque te lo demuestren, se supone que esas cosas se hacen por propia voluntad, pero a pesar de ello, para mí fue suficiente.
Sí, era el centro del universo, bueno, de su universo, o eso me hacía ver, y tal vez era lo único que me importaba... Y lo cierto es que me hacía increíblemente feliz. Pasaba días pensando en él, en nosotros, en estar juntos cuanto más tiempo mejor, porque el tiempo a su lado volaba, y siempre tenía ansias de más y más. Recuerdo darle repetidamente las gracias al destino por habernos juntado.
Estar con él, mirarle, y que me devolviese una mirada desbordante de amor; escucharle, tener conversaciones inteligentes, discutir, dejar que me hablase de mil cosas que no entendía, reír con y de él... Un cúmulo de insignificantes cosas que para mí eran el cielo.
Todo el tiempo del mundo era poco para mí; hubiera estado a todas horas con él, y, sabía que el sentimiento no era mútuo, pero cierto es que en toda relación siempre hay alguien que quiere más, ¿no? Pues ésa era yo. La que más sufría por todo, supongo. como dicen, "Todo el mundo va a hacerte daño, sólo tienes que encontrar a la persona por la que merezca la pena sufrir." Y yo la encontré.
Tenía la certeza de haberme enamorado antes, de saber qué era el amor, pero, estaba equivocada, y sólo te das cuenta cuando realmente conoces el amor verdadero. Me considero una persona realista, y hablo desde corazón cuando digo que no le veía final. Tal vez suene falso o exagerado, pero nunca antes había tenido ese deseo, y puede ser que tiempo después hubiera cambiado de opinión, pero el simple hecho de tener ese pensamiento es... Indescriptible.
Pasó tiempo, mucho o poco, según se mire, yo, sinceramente, prefiero no medirlo. Y bueno, entonces él se cansó de fingir. Un día muy especial, iban a ser 365 maravillosos días a su lado, pero no, precisamente ese día terminó. Me cuesta bastante describir el sentimiento que me inundó entonces. Fue como caer. Caer al vacío, caer en la oscuridad. Justo la sensación que debe tener un suicida apunto de saltar desde un rascacielos, justo en el momento en el que da un paso adelante, como si el tiempo se detuviese. Esa puta sensación de vacío. Una explosión en la que TODO es destruido, todo cae, se rompe, se despedaza, acaba hecho trizas, mutilado, descuartizado. Cayeron los pilares de mi vida, justo cuando todo era perfecto y maravilloso. En esa tarde experimenté una fuerte dosis de agonía, con todas sus letras. Los recuerdos acudían a mi mente como si de buitres se trataran, a alimentarse de mí e incrementar el dolor y la ansiedad. Trataba de no pensar, pero resultaba imposible, necesitaba hacer algo que ocupara mi mente, una manera de evadirme de los pensamientos. (Esa tarde me pasé el F.E.A.R 2 xd.)
Por suerte o por desgracia, esa noche no fue tan fatídica como esperaba, porque a ver quién duerme con esa demoledora sensación en el cuerpo. Como decía, esa noche todo fueron disculpas y "te quieros", esos que NUNCA me decía a la cara.
No sé si fue bueno volver a intentarlo, bueno, en realidad sí. Tengo asimilado en mi cabeza que las segundas oportunidades NO funcionan, así que durante esos 23 días en los que volvimos a estar juntos, me iba mentalizando de que el dolor iba a volver en cualquier momento, porque, simplemente, ya no era como antes. No fueron fáciles esos días en los que te encuentras a su lado, y no sabes qué piensa: si te quiere y que siente haber hecho esa estupidez, o que se arrepiente de haberlo vuelto a intentar. Pasaron los días y sentía como ya todo lo que restaba eran cenizas, que ya no había luz en sus ojos, que éramos desconocidos tratando de no hacernos daño el uno al otro.
Al cabo de un tiempo lo esperado tuvo lugar, tal y como esperaba acabó, ya que la situación era insostenible. Sabéis (a quien tenga huevos de leerse este tochaco), tener ganas de estar con una persona, querer abrazarla y besarla no es amor. El amor es... Muchísimo más. Todo el cariño y el aprecio que se generó en un año no es fácil de borrar, que por otro lado tampoco quiero hacerlo.
Hoy día, no ha pasado ni si quiera un mes del final, y no tengo nada claro lo que siento. Por si no creía en las 2ªs oportunidades, de las 3ªs ya ni hablamos... Así que, bueno, supongo que sólo me queda esperar que el tiempo cure la herida que guardo en mi pecho.
.
A pesar del parrafazo que acabo de escribir, no me considero una persona "ñoña" aunque cueste creerlo. De hecho, desde hace un tiempo no me siento agusto expresando mis sentimientos a la gente, ni si quiera a los más allegados, así que, si a alguien le da por leer que lo lea, aunque dudo que os importe mucho mi mierda de vida. Ah, espera, QUE ES MI PUTO BLOG Y PONGO LO QUE ME SALE DEL COÑO.
Chao :)